17 de noviembre de 2019

El rey Hal



En una de estas noches de insomnio y de casualidad me encontré en Netflix, con la película “El Rey” sobre Enrique V de Inglaterra y basada en las obras de Shakespeare Ricardo II, Enrique IV y Enrique V. Sé que ya se han hecho algunas versiones de Enrique IV, incluso una ellas ganadora de un Oscar (Laurence Olivier 1945) pero debo decir que esta me encantó.

Me gustó la historia de este rey, conocido como el rey Hal, que había renunciado a todos sus privilegios de la familia real por estar en franco desacuerdo con su padre Enrique IV, quien se había convertido en un tirano después de haber usurpado el trono a Ricardo II; y que no obstante su rebeldía y desapego al poder, este contestatario Príncipe de Gales, debió asumir el trono como Enrique V. Como es usual en los personajes de Shakespeare, me conmovieron sus valores, sus contradicciones, su victoria en esa batalla de Agincourt que le dio el triunfo definitivo en la guerra contra Francia, y odié pero comprendí que se hubiera convertido en un guerrero. Me convenció su sentido práctico cuando aceptó casarse con Catalina de Valois, hija del rey Carlos VI de Francia, con el fin de unir esos reinos, a pesar de las exigencias de la futura reina. Es una lástima su temprana muerte, antes de cumplir los 34 años, pues quizá hubiese sido un gran rey.


Me gustó también por la actuación del neoyorkino Timothée Chalamet. Definitivamente creo este joven será un grande del cine, y es posible que en la temporada de premios que se avecina, sea nominado o se alce con alguno de ellos como ya lo hizo con Call Me by Your Name. La expresión de su hermoso rostro, la forma de transmitir sus emociones, sus silencios, son impactantes y me atrevería a decir que este papel lo consagra como uno de los mejores de esta generación que viene punteando (23 años). Otras actuaciones son destacables y al final podemos ver a la otra joven Lily-Rose Depp, en el papel de Catalina de Valois, sin que nos alcancen los pocos minutos para calificar su aparición. Habrá que seguirle los pasos.

Y me gustó esta cinta porque, dado el momento político que se vive en Colombia y América Latina en general, nos recuerda cómo el ser humano siempre ha vivido y justificado las guerras y sus horrores, que se inician en su mayoría por motivos ilegítimos pues obedecen a la desmedida ambición del gobernante de turno por ampliar sus territorios y sus súbditos, con el fin de ejercer poder sobre ellos y sacar el máximo provecho para sí, sus familias y allegados. Nos trae a cuento que muchas guerras se inician por mentiras para proteger intereses mezquinos y el horror de los niños en esas guerras. Y nos muestra que el abuso de poder, las intrigas, la corrupción, el aprovechamiento por parte de unos pocos, son consustanciales al ejercicio del mismo desde tiempos inmemoriales y permanecerán así mientras el hombre sea hombre. Y también nos prueba, una vez más, que esos gobernantes que pasan el juicio de la historia, lo hacen por estar al lado de sus pueblos, por sentir y demostrar compasión por los desfavorecidos y los oprimidos, en contraposición con los otros que terminan como tiranos o locos de poder como en este caso Enrique IV de Inglaterra o Carlos VI de Francia. Muchas claves, para analizar nuestros países y poder vislumbrar quiénes tendrán el privilegio de trascender estos tiempos y quiénes serán solo los locos embriagados de poder que si acaso serán recordados por sus crímenes y fechorías.

En fin, buena película para reflexionar, repasar la historia de Inglaterra y volver a Shakespeare para ver si logramos descifrar estos convulsionados tiempos. 

20 de junio de 2019

Lo que nos dejó esta moción de censura


Por Margarita Obregón

Cada vez que se abre la posibilidad de una moción de censura en Colombia, somos muchos los que aún creemos con ilusión que de verdad este país llegó a la madurez política y que por fin el equilibrio de poderes, pilar de una democracia, funcionará y el legislativo, en serio, ejercerá su control político sobre el ejecutivo.

Pero siendo realistas, pasará mucho tiempo para que algo así funcione en Colombia, pues a pesar de algunos congresistas serios, que de verdad representan el interés del pueblo colombiano y entienden bien sus funciones, la mayoría no lo son y siguen ejerciendo su cargo en representación solo de su particular interés o cuando más, en representación de los particulares que los financiaron para llegar al poder.

Y además de ese interés ilegítimo que esa mayoría representa, escuchando el pasado debate  al Ministro de Defensa en la Cámara de Representantes, no es atrevido decir que existe mucha ignorancia entre nuestros honrables padres de la patria, ya que se confunde la moción de censura con un proceso penal, sin tener claro que esa es una figura de carácter político, cuya aprobación significa que el legislativo no avala la gestión del ministro respectivo, es responsable políticamente de aquello que se le imputa y por tanto debe dejar su cargo.

Pero ello no significa que el ministro sea responsable disciplinaria ni penalmente. Otra cosa es que las fallas en su gestión también evidencien transgresiones de esta naturaleza, caso en el cual se dará trasladado a quienes sean sus jueces para que de igual forma establezcan si es responsable en estas materias.

Es decir, un ministro separado de su cargo por una moción de censura no necesariamente es un delincuente si no tal vez un incompetente. Por ello la moción no tiene que fundamentarse en la comisión de un delito por parte del citado, sino en su poca idoneidad para estar al frente de esa cartera o en una falta que comprometa su capacidad y buen juicio para el ejercicio de sus funciones.

En el citado debate al Ministro de Defensa se oyó principalmente a los representantes del partido de gobierno y los agazapados detrás suyo, expresando que no había pruebas suficientes, que lo presentado no era contundente, que el ministro no sabía, etc, como si se tratara de un proceso penal donde si procede pedir la plena prueba o donde la duda favorece al implicado.


A mi juicio -de abogada- las pruebas si eran contundentes, pero en gracia de discusión si no lo fueran, aquí de lo que se  trataba era de avalar o no la gestión del ministro y establecer su responsabilidad política en lo sucedido en el caso de Dimar Torres y en la expedición de las directrices del ejército estimulando de alguna manera las ejecuciones extrajudiciales; y evidentemente el ministro tenía la responsabilidad política, o bien porque dio instrucciones o conocía los hechos en su real dimensión y las directrices dadas en el ejército,  que constituían claras violaciones a los Derechos Humanos y al Derecho Internacional Humanitario, o las desconocía, lo cual hubiera sido peor pues habría incurrido en una negligencia inadmisible en un ministro de defensa.

Como era de esperarse, la moción de censura al Ministro de Defensa no prosperó y por ahora, esta figura seguirá sin estrenarse. Se evidenció que en Colombia aún no hay verdadera oposición, salvo voces aisladas, y al final la mayoría se repliega para congraciarse con el ejecutivo y recibir sus prebendas o aún no se entiende lo que aquella significa.   

Lo bueno es que estas mociones de censura han servido para que la oposición pida cuentas al gobierno de turno, y los ciudadanos del común conozcamos de muchas historias turbias que nos pretenden ocultar.

En el caso particular, queda en gran parte de la ciudadanía una tremenda desconfianza hacia la gestión del ministro, pues gracias a algunos valientes militares y periodistas, medios de comunicación y organismos internacionales, y al debate en la Cámara, nos hemos enterado de cómo se maneja ese ministerio y de prácticas que muchos aborrecemos y condenamos sin importar el color político de aquellos que las ejecutan, permitan o promuevan.

Con estas evidencias llegó entonces la hora de que los ciudadanos del común tomemos partido por el derecho a la vida, por el respeto de los Derechos Humanos de ex-guerrilleros, soldados y civiles en general, y la hora de condenar la justificación de cualquier muerte.

Nos llegó la hora de repudiar la macabra costumbre de celebrar las bajas, pues no son números, son seres humanos con una historia, con sueños, con una familia, con unos padres y hermanos que lloran su ausencia y con unos hijos que crecerán sin ellos.

Y también llegó la hora de que quienes detentan el poder sepan que estaremos vigilantes para que eso jamás vuelva a suceder.










14 de marzo de 2019

Greta Thunberg y su huelga mundial escolar


Si por estos días los colombianos sentimos que el país va para atrás, se esfuma nuestra esperanza, o al menos tenemos ganas de decir que esto es una “republiqueta” por el ataque despiadado del actual gobierno y el partido que lo respalda a la incipiente paz, deberíamos mirar e inspirarnos en la adolescente sueca Greta Thunberg que se ha convertido en pocos meses en una líder mundial en su lucha por el cambio climático.

Greta y su familia

Hija de Svante Thunberg y Malena Ernman, una cantante de ópera sueca, Greta, con una sensibilidad propia de los grandes líderes, después de ver unos vídeos en su colegio sobre el cambio climático que la impactaron hasta llevarla a la depresión a los 11 años, tomó conciencia de este fenómeno y empezó su lucha con pequeñas acciones para detener esta catástrofe. Y siguiendo este camino, el 20 de agosto de 2018, a sus 15 años, emprendió su protesta frente al parlamento sueco, que en sus inicios se prolongó durante 3 semanas, con el fin de que su país diera cumplimiento al Acuerdo de París.  


Al principio fue un reclamo en solitario pero su decisión de continuar la huelga todos los viernes y a medida que se conocía en todo el mundo esta se fue extendiendo a otros jóvenes través de las redes sociales y en las calles de un sinnúmero de ciudades europeas y australianas, en lo que hoy se conoce como "Viernes para el futuro" o #FridaysForFuture, que este 15 de marzo completarán su semana 30.



De manera simultánea y ante el despliegue de la huelga y de las marchas inspiradas en ella, Greta fue invitada en noviembre de 2018 por el TEDTalk a dar su charla, asombrando a todos aquellos que escucharon y escuchan su maravilloso discurso que ya alcanza el millón de reproducciones.


El impacto suyo fue tan grande que fue invitada a la Cumbre del Clima COP24 de Naciones Unidas celebrada en Katowice (Polonia) en diciembre de 2018, donde se puede decir que conmocionó a todos quienes la oyeron y vieron. La claridad y contundencia de su discurso con el fin de concientizar a los gobiernos para luchar contra el cambio climático, el tono suave de su voz de adolescente y su menuda figura enmarcada dentro de un par de largas trenzas, no pudieron ser más impactantes. Ese fue tal vez el momento en que muchos interesados en el tema en diversas latitudes la descubrimos y empezamos a seguirla.



En enero pasado fue invitada al World Economic Forum en Davos y hace unas semanas a Bruselas donde intervino ante el Comité Económico y Social de la Unión Europea. Su impacto ha sido tan grande que el pasado 7 de marzo fue destacada como la mujer del año en Suecia y ayer 13 de marzo fue candidatiza para el premio Nobel de Paz.

Al mismo tiempo como la huelga y las marchas se han extendido por numerosas ciudades del mundo, Greta asiste a muchas de ellas -a las que viaja en tren debido a las altas emisiones de CO2 de los aviones- donde miles de estudiantes, activistas de todas las edades y ciudadanos comunes la acompañan en su lucha.



Para mañana viernes 15 de marzo ha convocado una huelga escolar mundial en la que ya están inscritas 1325 ciudades y 98 países (se espera que superen los 100), incluido Colombia, según se encuentra en el registro de la misma.



Frente a las horas aciagas de Colombia y nuestra lucha por defender la paz, no está de más tener como referente a Greta Thumber, y emularla en sus acciones protestando con contundencia, exigiendo nuestro derecho a terminar la guerra, a la verdad, a la reparación integral de las víctimas y cerrar el capítulo de odios y venganza, salir a las calles, marchar, protestar, protestar y protestar, y demostrarles a quienes nos quieren devolver al pasado en cada manifestación virtual o presencial que tal como dijo Greta en Polonia, estamos aquí  “para hacerles saber que el cambio está llegando, les guste o no” y que “el verdadero poder pertenece a la gente”

Margarita Obregón








13 de enero de 2019

Ilusiones para tiempos sombríos


Por estos días, para no decir por estos años, muchos colombianos nos sentimos agobiados con todo lo que sucede a diario en nuestro país, y con frecuencia nos ronda la idea de abandonar estas tierras, desconectarnos totalmente para olvidar tanta injusticia y tanta canallada a nuestro alrededor y ante las cuales solo tenemos nuestra impotencia.

Y es que quien no pierde la esperanza en un país donde el presidente, a quien le dimos el beneficio de la duda, se ha convertido en el hazmereir de tirios y troyanos, su lucha contra la corrupción parece ser solo de palabra, los asesinatos de líderes sociales que ya huelen a genocidio, aumentan, los paramilitares han regresado a sus antiguos dominios, los crímenes contra los menores no se esclarecen, sin mencionar las amenazas contra los periodistas y contra la protesta social, que presagian tiempos aún más oscuros.

Y cómo no ser el adivino de más desgracias, si el Presidente está secuestrado por las exigencias de su propio partido, que tiene claro su objetivo de devolver las cosas al lugar donde siempre han estado, para lo cual se han propuesto “hacer trizas los acuerdos de paz” controlando con sus alfiles más recalcitrantes las agencias del Estado cruciales para ello, y haciéndose los del vista gorda ante la tragedia humana que vivimos a diario, con el fin de que los que siempre han detentado el poder y la tierra, lo sigan haciendo de la misma manera y solo en su propio beneficio. Y en este propósito acompañados de lo que queda de los rancios partidos que no se resignan a perder sus beneficios, con una manada de fanáticos formada por ellos y unos ilusos electores que aún creen en sus promesas de discurso lleno de lugares comunes que nunca cumplen.

Pero hay una luz que se percibe cuando entendemos que los cambios llevan un tiempo que quizá no sea el nuestro, y que, en medio del caos, existen y surgen motivos para vislumbrar que es posible una transformación de nuestra sociedad. Y qué mejor remedio para nuestro desasosiego que encontrar esos motivos que nos inspiren para seguir actuando en busca de un mejor país.
Cómo no buscar inspiración en nuestros hijos, sobrinos y nietos para luchar por un mundo mejor. Y cómo no encontrar esa fuerza en cientos de comunidades colombianas que se han sobrepuesto a todas las violencias a pesar de sus muertos, o tal vez por ellos, para luchar por sus derechos, por la posibilidad de vivir dignamente y hoy buscan la verdad e impulsan proyectos de vida a las que sería imposible darles la espalda por nuestra desilusión y desesperanza.

Karina Valderrama, Santiago Caicedo, Álex Flórez, Alejandro Palacio y Jennifer Pedraza.Foto: Rodrigo Sepúlveda / EL TIEMPO


Y qué gran motivo de inspiración son esa nueva generación de líderes que nos están demostrando que son capaces de resistir y conseguir lo querido.

Y me refiero a los estudiantes que, a pesar de los señalamientos, infiltraciones, el ESMAD de siempre, la indiferencia del gobierno, amenazas de muerte, lograron un acuerdo con el gobierno que no solo aumentó el presupuesto para 2019 si no que permite fortalecer y definir una ruta para la educación superior pública del país en los próximos años. Y ahí siguen atentos como guardianes del pacto y promoviendo otras causas que a todos nos convocan como el exitoso plantón para exigir la renuncia del fiscal. Cómo no destacar y cómo no creer en una Jennifer Pedraza, en un Alejandro Palacio o en un Alex Flórez, que con su liderazgo le han dado sopa y seco a políticos, periodistas y contradictores y nos han enseñado a no desfallecer y que sí se puede, sin destilar odios y si con mesura y argumentos que entendimos y nos hicieron abrazar la causa de los estudiantes que rugen como los vientos cuando les meten al oído sotanas y regimientos.


Y me refiero también a esos activistas jóvenes que he conocido a través de Twitter como el caso de Mafe Carrascal, que emprendió la protesta contra el grupo Aval por los casos de corrupción de su socio Odebrech y toda la horripilante trama en la fiscalía, con contundencia y sin amedrentarse. Las amenazas y ataques no se han hecho esperar y provinieron primero de la vicepresidenta de la República, luego del Superintendente Financiero, y alguno que otro profesor despitado o a la orden de “Luis Carlos” que la acusaron infundadamente ante la fiscalía de causar pánico económico, cuando ni lo uno ni lo otro, pues si lo hubiera, ese sería causado única y exclusivamente por la mala reputación del grupo empresarial. Y esta joven se ha mantenido en su lucha ahí, con argumentos, y con un valor envidiable, a sabiendas de los monstruos de poder a los cuales se enfrenta. Cómo no tener esperanza viendo a esta guerrera.

Y si estamos con los “ojos abiertos y los oídos despiertos” seguiremos descubriendo jóvenes de su talla. Nada mejor entonces en estos tiempos sombríos que seguirlos, acompañarlos en sus luchas, aprender de ellos y renovar nuestra esperanza.