14 de marzo de 2016

Lecciones de una renuncia



Tuve el privilegio de conocer a Carlos Raúl Yepes, en un taller que organizó la Universidad Javeriana en el año 2013 para lanzar el programa Ética para Directivos.

Lo observé detenidamente y me impresionó su sencillez, sus intervenciones que denotaban siempre su preocupación por el crecimiento de los seres humanos, y por su entusiasmo en temas de gobierno corporativo, responsabilidad social y ética.

En los años que siguieron estuve pendiente de su estilo de liderazgo ya que Ecopetrol, empresa en la que trabajaba para ese entonces, lideraba en Colombia todas las mediciones en los mercados de valores, en especial las de reputación, pero desde la llegada de Carlos Raúl (así le gusta que lo llamen) Bancolombia siempre iba pisándole los talones a la petrolera en todas las listas. Todos en mi equipo sabíamos que al primer descuido este primer lugar sería para Bancolombia y su CEO.

Con su campaña de “le estamos poniendo el alma” Yepes transformó la cultura interna del banco y se modificó también la actitud de los empleados frente a todos sus grupos de interés y así marcó la diferencia que le permitió no solo alcanzar sus metas si no el reconocimiento nacional e internacional. Continuamente cada logro y cada anécdota que me llegaba de su comportamiento y trato hacia la gente sin distingo de condición o clase, me hacía pensar que este señor realmente era un líder y no solo un gerente.



Y la renuncia la semana pasada a su cargo de Presidente del banco más grande del país, solo me confirmó lo que sospechaba. Porque es de líderes tener el buen juicio para, a la hora de escoger, privilegiar el crecimiento y nuestra plenitud como seres humanos que el crecimiento de nuestras posesiones materiales.

Con su actitud nos demostró que no se deja tentar por las mieles del poder, no se desvela por ser el centro de atención de todas las reuniones, no se muere por tener cientos de personas a su servicio, no lo descrestan viajes, carros, guardaespaldas, ni una vida social agitada, ni figuración nacional e internacional al más alto nivel.

Escogió la vida sencilla donde los aplausos y reconocimientos se los darán solo su mujer y sus hijos. ¿Sería difícil su decisión? Claro que lo fue. Aquí no se trata de un señor millonario que se va a disfrutar de sus riquezas porque estaba aburrido con su insoportable trabajo que lo agobiaba, como algunos tontos creen. No, deja un trabajo que ama, que le apasiona y que lo compromete y que también le da felicidad porque le da sentido a su vida, pero sabe que el disfrute de las cosas simples lo llenará por completo. Lo demás vendrá o no vendrá y eso no le modificará su vida.

Y personas que piensen como él son los líderes que le hacen falta a este país. Los que tienen esa escala de valores. Qué gran lección deja para tantos altos funcionarios públicos y privados que vemos con frecuencia atornillados a sus sillas, y que “matan y comen del muerto” con tal de tener unos zapatos Dolce & Gabbana.

***

Y la otra gran lección, es la de Gobierno Corporativo que nos da Bancolombia. Cero y van dos. Cuando renunció Jorge Londoño a la presidencia de este banco, se escogió a Carlos Raúl Yepes, quien era miembro de su Junta Directiva, de sus comités de auditoría y riesgos y había sido su director jurídico. Es decir, alguien con un conocimiento profundo del banco, un verdadero sucesor.

Y ahora ante la renuncia de Yepes, ya nos anunciaron que el nuevo presidente será Juan Carlos Mora, Vicepresidente Corporativo de Innovación y Transformación digital del Banco. Esto significa que la entidad tenía un plan de sucesión y llega a administrarla alguien que la conoce y sabe su rumbo.  

Con esto Bancolombia nos demuestra que aplica con rigor las mejores prácticas mundiales y normas de Gobierno Corporativo. Y de ahí su éxito asegurado.

Mucho tendrán que aprender los gobiernos nacionales y distritales que administran las empresas estatales inscritas en bolsas de valores. Aquí cada torero no puede llegar con su cuadrilla, porque ello implica el retroceso de las empresas que con cada gobierno parten de cero. ¡Qué desgaste y qué sobrecostos!

Muy triste el reciente caso de la ETB, y el desconocimiento de la empresa que ha demostrado Jorge Castellanos, su nuevo gerente, frente a la realidad de la compañía. Si Peñalosa quería cambiar a Saúl Kattam, por cierto de excelente gestión, debió respetar el plan de sucesión si lo había, y si no, debió preparar a Castellanos y convertirlo en su sucesor.


¡Qué contraste!  Pero bueno, al menos estas lecciones de Carlos Raúl Yepes y de Bancolombia me permiten pensar que eso de la Ética empresarial y el Gobierno Corporativo no solo es carreta.



Margarita Obregón


1 comentario:

  1. Excelente comentarios de lo que deberían aplicar nuestras empresas industriales del estado.

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